PROS Y CONTRAS GOYA 2021 – MEJOR PELÍCULA

El gran día ha llegado y aunque en algún momento de este infausto año llegamos a dudarlo, esta noche se celebrará la trigésimo quinta edición de los Premios Goya. Será una edición extraña, en la que no habrá público y los nominados se conectarán por internet en el momento de la lectura de su premio. Antonio Banderas y María Casado ejercerán de maestros de ceremonias desde el teatro del Soho de Málaga y se enfrentarán a uno de los retos más complicados de sus carreras. Pasamos a analizar las cinco películas que optan al premio principal de la noche, el Goya a Mejor Película y para el que «Las niñas» llega como clara favorita. Sin embargo, los precedentes de «La librería» y «Campeones», dos películas amables y bienintencionadas que se alzaron con el premio contra pronóstico, hacen que no podamos descartar la sorpresa.

ADÚ, de Salvador Calvo

13 nominaciones

A favor: Ha sido uno de los escasísimos éxitos de taquilla del peor año en recaudación del cine español en décadas, lo que prueba su tirón entre el público medio. Su mayor poder está en la historia del niño que da título a la película, que no es otra que la de millones de migrantes que año tras año escapan a la desesperada de sus países para buscar un futuro mejor. La expresividad del pequeño Moustapha Oumarou resulta cautivadora y sostiene todo el impacto emocional de la película en su viaje iniciático. La impresionante aventura de supervivencia que lleva a cabo su Adú azota conciencias a través del relato de la brutalidad a la que tiene que hacer frente. La vertiente más social de la Academia dirigirá sus miradas hacia esta cinta, que pretende ser la película definitiva sobre la inmigración y que ofrece dos horas para reflexionar sobre los problemas que ocurren al otro lado del Mediterráneo. Es además todo un alarde de producción, con un trabajo de altísimo nivel en los aspectos técnicos y rematado por la excelente banda sonora de Roque Baños.

En contra: Salir coronada de la lectura de las nominaciones como la película con más candidaturas ejerce como “beso de la muerte” desde hace bastantes años. En las últimas 10 ediciones, únicamente dos de las películas que acaparaban más nominaciones al comienzo de la noche terminaron la gala con el Goya a mejor película. Premiar “Adú” supondría una recompensa para Telecinco Cinema, la productora que dejó tirados a los cines al posponer el lanzamiento de sus potentes proyectos cuando los exhibidores más necesitaban el apoyo del sector y el estreno de películas atractivas que captaran nuevamente el público a las salas. Además, la película es un anuncio de una ONG de dos horas que roza la pornografía emocional, en la que los matices y la sutileza brillan por su ausencia. Los trucos de la película para conseguir emocionar son demasiado obvios, y en este producto tan prefabricado no faltan ni los clásicos rótulos aleccionadores al final de su metraje. Parece que el drama de la inmigración resulta demasiado lejano para los miembros de la Academia. Sin ser una cuestión demasiado tratada en nuestra cinematografía, las anteriores películas nominadas en la categoría reina que abarcaron el tema de la inmigración (“Las cartas de Alou” y “Bwana”) no consiguieron el Goya.

LAS NIÑAS, de Pilar Palomero

9 nominaciones

A favor: Es la película que ha generado mayor consenso de las candidatas: una crónica perfecta del paso de la niñez a la adolescencia narrada con sensibilidad y emoción contenida. Este retrato íntimo de una época trascendental en la vida de cualquier persona, donde el crecimiento y aprendizaje natural va acompañado de una permanente búsqueda de respuestas, busca profundizar en esas dudas y deseos que cualquiera hemos sentido. Todo ello es mostrado a través de los ojos del descubrimiento actoral del año: una Andrea Fandós con una mirada que nos retrotrae a la Ana Torrent de “Cría cuervos”, y con la que conectamos en su necesidad de conocer qué fue de su padre. Como las grandes películas, su fuerte está en los pequeños detalles, como la espontaneidad de un “¿Quieres rollo?”, la naturalidad al ver un preservativo por primera vez o la tensión de una partida del juego “Yo nunca” que sabemos que solo puede terminar con alguien herido. La película no olvida tampoco incorporar un componente social con la denuncia firme de una moral que no hace tanto estaba profundamente arraigada en la sociedad. Los académicos que comparten generación con su directora gozarán con la cantidad de pequeños detalles insertados para ambientar la obra, como la música de Chimo Bayo, las imágenes de “¡Hola, Raffaella!” o esa costumbre de rebobinar las cintas de cassette con el bolígrafo. Cuenta con el final más redondo del año: un maravilloso plano que cierra el círculo de la película de manera perfecta y nos traslada la importancia de encontrar nuestra propia voz.

En contra: No está hecha para los espectadores más impacientes, al ser una cinta en la que no hay demasiados diálogos y en la que prima la cotidianidad sobre la trama, dejando una sensación de que es una película en la que “no pasa nada”. Por otro lado, no podemos quitarnos la sensación de que la parte que sucede en el pueblo queda demasiado abierta y con un aire inacabado. El hecho de que no fuera escogida en la terna de posibles candidatas a representarnos en los Oscar induce a pensar que el apoyo con el que cuenta la película dentro de la Academia es menor que el que podríamos esperar. Su perfil es sospechosamente parecido al de “Verano 1993”: ópera prima semiautobiográfica dirigida por una mujer, ambientada en los primeros años 90 que evoca la pérdida de la inocencia a través de la mirada de una niña con un estilo realista y directo. Por si los paralelismos con la cinta de Carla Simón fueron pocos, al igual que aquélla, llega a la gala como favorita tras haber conseguido la Biznaga de Oro del Festival de Málaga y los principales galardones que ejercen como precursores del Goya. Todos recordamos cómo acabó aquella historia…

LA BODA DE ROSA, de Icíar Bollaín

8 nominaciones

A favor: Es la feel good movie del año: todo un canto a la libertad, a la necesidad de quererse uno mismo y al derecho a cumplir nuestros sueños. Una cinta vitalista que inevitablemente te deja con una sonrisa en la cara durante su visionado y con ganas de realizar cambios en tu vida. Cuenta con un casting magnífico para conformar una galería de secundarios muy bien perfilados que reúnen personalidades con los que todos podemos familiarizarnos: una hija que ha tenido que emigrar y plagada de dudas sobre a dónde dirigir su vida, una hermana egoísta que su carácter fiestero no puede ocultar lo sola que está, o un padre que desde que se quedó viudo se encuentra tremendamente desubicado. Igualmente, quién no ha sentido alguna vez esa sensación de incomprensión que asola a la protagonista, algo que la fabulosa interpretación de esa Candela Peña en estado de gracia contribuye a entender. En una gala que va a celebrar el centenario del nacimiento de Berlanga, la película respira cierto aroma al maestro valenciano, con su aire mediterráneo, su locura, o su charanga. Una película encantadora que logra esa sensación tan reconfortante de hacerte un poquito más feliz. No hay momento en el cine español de 2020 que remueva más la fibra sensible que ese emotivo monólogo en la cala. Y es que todos deberíamos repetirnos ese: “prometo respetarme, cuidarme, prometo escucharme, prometo hacer lo que me haga bien a mí, prometo llevar a cabo mis sueños y mis deseos, prometo quererme con todo mi corazón. Todos los días de mi vida”.

En contra: Cierto aire naif que puede disgustar a los votantes más cínicos: quien no acepte la maravillosa pero extravagante premisa de la película, difícilmente disfrutará de la dramedia de Bollaín. La película, que alterna algunos fragmentos en valenciano, ha sido doblada contra toda lógica en la mayor parte de los cines donde ha sido exhibida, lo que provoca cierta sensación de incredulidad durante su visionado al ser muy evidente la falta de sincronización entre el audio y los movimientos de labios de los intérpretes. La película tuvo su presentación en el pasado Festival de Málaga, el cual jamás ha acogido a una ganadora del Goya a mejor película, a diferencia de sus hermanos mayores de San Sebastián o Valladolid.

SENTIMENTAL, de Cesc Gay

5 nominaciones

A favor: Ochenta minutos de análisis de las relaciones afectivas, con clásicos enredos y humor inteligente que suponen un soplo de frescura y diversión. Airear los problemas conyugales y querer saber lo que ocurre en casa del vecino siempre produce identificación y la película sabe meter el dedo en la llaga en las miserias de ese matrimonio ahogado en la rutina. La malicia de los choques entre las dos parejas constituye una experiencia catártica a través de un sarcasmo rebosante en cada expresión. “Sentimental” logra ese reto tan complicado de saber mantener un ritmo vivo y dinámico a pesar de desarrollarse en un único escenario, gracias a unos diálogos incisivos con su punto de mala baba. El reconocible estilo de Cesc Gay se respira en cada minuto de metraje y a través de una perfecta definición de personajes y una dialéctica envidiable plasma sus obsesiones sobre la vida cotidiana en pareja a través de tabús como prácticas sexuales o intercambio de parejas. Una película que se ve en un suspiro y en la que es inevitable dejarse llevar y disfrutar con la sucesión de zascas que se van sucediendo por parte de su entregado reparto.

En contra: Es una película que parece reunir más el perfil de Goya de guion que el de película, el cual podría quedarle algo grande. La película tiene un claro bajón en su tramo final, cuando se convierte en una sesión de psicología barata que resulta forzada y en la que Belén Cuesta nos recuerda peligrosamente a su intervención en el anuncio de Tampax. Reconocer adaptaciones teatrales llevadas al cine no se estila demasiado en los Goya. En 35 años, sólo una obra de teatro llevada a la gran pantalla (“¡Ay, Carmela!”) consiguió el Goya a Mejor Película. Además, los Goya ya reconocieron a Cesc Gay con su último trabajo, por lo que los votantes pueden sentir que no le deben nada. En toda la Historia de los premios, solo Trueba y Amenábar lograron ganar Mejor Película con dos trabajos consecutivos, y ambos lo hicieron con dos películas oscarizadas que hacían incontestable el premio. 

ANE, de David P. Sañudo

5 nominaciones

A favor: Es la sorpresa del año; una película que desde su presentación casi de tapadillo en la sección Nuevos Directores del Zinemaldia ha ido creciendo a base de un boca-oreja muy favorable hasta convertirse en una de las películas del año. Pese a su escasez de medios ha conseguido este puesto entre las candidatas por encima de los trabajos de cineastas doblemente premiados en los Goya, como Javier Fesser o Isabel Coixet. “Ane” es una historia de incomunicación dosificada de forma muy inteligente en la que una madre debe enfrentarse a un doble golpe: a la desaparición de su hija se le une el darse cuenta que no conoce nada de ella. La película logra que la Ane del título ejerza una presencia fantasmagórica en el relato, haciendo que, pese a que no la vemos durante la mayor parte del metraje, la conozcamos a través de lo que cuentan otros personajes y provocando nuestra intriga y ganas de saber más. Es también una película valiente, que logra la proeza de unir de manera precisa un conflicto familiar con la realidad social vasca, acercándose a las revueltas provocadas por el controvertido proyecto de las obras del AVE en la época de los últimos coletazos de ETA. La grandeza de la cinta es su habilidad para tratar el conflicto de una forma colateral, sin centrar su argumento en ello. Su director conjuga una sorprendente mezcla de géneros en la que el drama se enlaza con el thriller político incluyendo toques de suspense. Utilizando la cámara en mano, a base de dos planos secuencia circulares y numerosos primeros planos, “Ane” refleja el vacío emocional de la ausencia y como ejemplo, ese magistral plano del desayuno, o lo que es lo mismo, cómo saber mostrar la soledad en una sola imagen. Una narración reflexiva que hace pensar al espectador, que deberá ordenar sus ideas al igual que esa Lide madre coraje intenta pegar de nuevo el trozo de papel rasgado de la pared. Los recientes casos de Handia, El hoyo o Errementari muestran el inmejorable momento que vive el cine vasco, con una irrupción de talentos que recuerda lo acontecido a comienzos de los años 90 con los debuts de aquellos Medem, Bajo Ulloa o Álex de la Iglesia. La Academia tiene la obligación de estar atenta a las tendencias y saber reconocer al excelente cine que se está haciendo en Euskadi.

En contra: “Ane” es tal vez demasiado minimalista para los cánones de los premios, por su desarrollo pausado y ritmo lento. Igualmente las estadísticas no están a su favor, dado que la predisposición del premio de Mejor Película hacia las historias masculinas es muy marcada. De las siete últimas ganadoras, seis estaban protagonizadas por hombres. Tampoco podemos olvidar que las óperas primas parten con desventaja frente a directores con mayor trayectoria. En los últimos 20 años sólo “Tarde para la ira” consiguió el Goya a Película teniendo a un director novel tras la cámara, y no dejaba de ser un actor muy popular con una sólida carrera previa como intérprete.

JAVIER CASTAÑEDA

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2 comentarios

  1. Cómo se disfruta esta lectura!!

    Se trata del quinteto menos memorable que recuerdo.

    Creo que el eje argumental de Adú tiene fuerza y está muy bien desarrollado, por mucho que sus códigos no ofrezcan novedad alguna. Su problema es no haber sabido darle dimensión a las dos tramas paralelas con protagonistas españoles. La cinta ha aprovechado la coyuntura covid para estar nominadísima: ¿qué tiene ésta que no tuviera El cuaderno de Sara?

    Las niñas ganará. Sirva de expiación para Verano 1993, película muy superior a esta.

    La boda de Rosa deja una sonrisa y un mensaje universal en tiempos de tristeza. Habría arrasado de no ser por el bajón del último tercio, con ese conato de boda esperpéntica cuyo aspecto técnico-narrativo roza lo cutre.

    Sentimental es una obra muy menor, lejos de otras de Gay no presentes en el quinteto.

    Por mí que gane Ane, la propuesta más estimulante y renovadora de las 5. Por cierto, tu disección sobre ella es ma mejor.

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  2. Me encanta la cantidad de datos curiosos que siempre aportas a estos análisis: desde el beso de la muerte que supone ser la película más nominada al hecho de que sólo una adaptación teatral haya vencido en la categoría reina pasando por la cifra que da lugar a un posible debate sobre el machismo que aún perdura, con la predisposición en los premios hacia las películas protagonizadas por hombres.

    Pero, más allá de los interesantísimos datos arrojados, el análisis de cada película nominada funciona como una espléndida mini reseña y soy tan fan de la saña soterrada de los contras de Adú como del tono vitalista y entusiasta de los pros de La boda de Rosa.

    Mi favorita esta noche es «Las niñas» y a bastante distancia del resto porque la otra película que tendría más pareja es «Akelarre» y no la han nominado, pero pienso lo mismo de su reseña y creo que corre el mismo peligro que «Verano 1993» al contar con un perfil parecido (y no ser mejor que aquella)

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