Ayer se produjo en Cannes el acontecimiento cinematográfico más relevante para el cine español del año, y probablemente de los últimos tiempos. Cannes acogía la premier de Cerrar los ojos, cuarta película de Víctor Erice tras 30 años de silencio y a cuya presentación no compareció el director, desatándose todo tipo de especulaciones sobre su ausencia.
La proyección se saldó con una encendida ovación y un reguero de reseñas aun más entusiastas que, en muchos casos, la catapultan como la película del festival. La cinta, aunque enmarcada en la Sección Oficial, está fuera de competición, algo que nadie entendía dada la importancia de su director y que menos se entiende ahora vista la calidad del resultado, aunque Frémaux ha tratado de justificar -con escaso éxito- argumentando un problema de tiempos.
La película, un drama en torno a la figura de un director y la misteriosa desaparición de uno de sus actores, está protagonizada por Manolo Solo, que se postula a candidato a ganarlo todo en la temporada de premios; una aplaudida Ana Torrent -que vuelve con Erice 50 años después de El espíritu de la colmena– y José Coronado.
El bombazo de Erice en Cannes parece confirmar que el 2023 mantendrá el nivel cinematográfico del 2022, considerada una de las mejores ediciones de la historia del cine español. Berlín ya destapó la imprescindible 20.000 especies de abejas, galardonada con el premio a mejor actriz. Cannes también ha mostrado Extraña forma de vida, lo nuevo de Almodóvar en formato mediometraje; y Creatura, segundo largometraje de Elena Martín enmarcado en la Quincena de realizadores y que a tenor de sus críticas será una de las cintas que marcarán la temporada de premios nacionales,
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Hay que ir haciendo una porra de los Goya y claramente poner a Erice, Elena Martín y las Abejas
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