
El Goya al mejor actor protagonista puede que sea el más claro de la noche, pero no por ello es una categoría menos interesante. Los que tal vez son (con permiso de Antonio de la Torre) los cuatro actores más importantes de nuestro cine, se ven las caras un año más en una categoría que habitualmente combina un nivel altísimo con una escasa renovación entre los nombres que se disputan el premio. Los candidatos acaparan 13 Goyas entre los cuatro, y dado su inmenso talento, podemos estar seguros de que el del sábado no será el último cabezón que vaya a las vitrinas de este plantel de estrellas.
JAVIER BARDEM, por El buen patrón
11ª nominación / 5 Goyas

A favor: Es el premio más cantado de la noche, habiendo arrasado en todos los galardones previos anunciados hasta el momento: Forqué, Feroz, Sant Jordi y Días de Cine ya se han rendido a sus pies. Dentro de una trayectoria envidiable, plagada de papelones, su portentosa creación de Julio Blanco es uno de los puntos álgidos de su carrera. No solo es increíble su capacidad para transformarse, modificando su manera de moverse e incorporando un nuevo registro vocal, sino que llena de carisma a su personaje, logrando que, pese a la hipocresía y cinismo de este patrón, caiga simpático al espectador. Momentos como los de la reunión con la mujer de Miralles en el Burger o su promesa de una paga extra en pleno funeral son ejemplos de una sinvergonzonería sin límites en los que Bardem se engrandece y hace creíble el sainete. En sus diálogos desarrolla una habilidad para introducir como si nada pequeñas apostillas (ese “ponte bien la camisa” o ese “agente del orden socialista”) que no solo consigue que suenen improvisadas, sino que desmontan al espectador y provocan su sonrisa. En su clase magistral de interpretación ni siquiera necesita la palabra: la escena de la cena es todo un despliegue de gestualidad y miradas con los que transmite el lío en el que va metiéndose su personaje. Su jefe de Básculas Blanco es un trabajo catedralicio que Bardem eleva a unas cotas épicas sin caer en la más mínima sobreactuación a la que fácilmente cualquier otro actor se habría prestado. El Goya es suyo.
En contra: Los miembros de la industria del cine pueden sentirse un poco abandonados por Bardem, ya que en los últimos 15 años solamente ha trabajado a las órdenes de dos directores españoles. Puede que muchos académicos no tengan tanta relación directa con un Bardem sin proyectos a la vista en nuestro país y prefieran concentrar su voto en actores más apegados a la industria local.
EDUARD FERNÁNDEZ, por Mediterráneo
13ª nominación / 3 Goyas

A favor: Dentro del cuarteto de personajes nominados, que incluye asesinos, delincuentes y hombres sin escrúpulos, el suyo es el único verdaderamente positivo. Un hombre recto, íntegro, al que ver por televisión las imágenes de una catástrofe humanitaria le incentivan a dejar todo atrás con tal de contribuir a salvar vidas humanas, y al que Eduard aporta su humanidad y su fuerza. El trabajo de mimetización del actor por convertirse en el personaje real dotándole de un empuje y convicción arrebatadores, unido al enfoque de la película que se centra más en la labor humanitaria que en el desarrollo de personajes, convierte esta candidatura en un bonito homenaje a Óscar Camps y a su cruda lucha. El sector más comprometido de la Academia podría sentir que premiar a Eduard supone un reconocimiento implícito a la labor de la ONG Open Arms y su admirable tarea por rescatar a los refugiados que llegan a Europa a través del mar.
En contra: Si Fernández necesitó 7 nominaciones infructuosas hasta llevarse el Goya con “Mientras dure la guerra”, parece claro que no encadenará dos premios consecutivos. Su Óscar Camps es un personaje que Eduard sabe hacer con los ojos cerrados y que no supone complicación para un actor de su envergadura, al que además hemos visto recientemente en un reto espectacular como el de la serie “30 monedas”. Los clichés que abundan en la película y la escasa definición del conflicto familiar padre-hija no ayudan precisamente a que Fernández pueda desplegar sus amplios recursos.
JAVIER GUTIÉRREZ, por La hija
5ª nominación / 2 Goyas

A favor: Como ya comprobamos en “Hogar” o “El autor”, sabe dotar a sus personajes de hombre corriente de un trasfondo oscuro y retorcido que produce escalofríos. El desdoblamiento de personalidad que logra en este trabajo es tal que según el personaje que tenga delante, vemos a su Javier de una manera distinta. Ya sea como un educador modelo en las escenas en su trabajo, mostrándose duro y firme al tratar con el joven ex convicto, y persuasivo con un punto de perversión al interactuar con Irene Virgüez, Gutiérrez construye un personaje lleno de dobleces y del que nunca llegamos a tener claras sus intenciones. A medida que avanza la cinta y hace florecer su lado más siniestro, el actor gallego despliega una crueldad que no le habíamos visto y se convierte a nuestros ojos en un auténtico villano. Gutiérrez es uno de los actores más populares del país entre el gran público, y su anterior colaboración con Manuel Martín Cuenca ya le otorgó un Goya.
En contra: Desde que los Forqué otorgan premios interpretativos, ningún actor ganó el Goya sin haber sido al menos nominado a los premios de los productores: su ausencia en las candidaturas de los Forqué supone un hándicap difícil de superar. Su interpretación es desconcertante y ambigua, no respondiendo al prototipo de trabajo reconocido por los premios. Igualmente, pese a su buena labor, “La hija” es una película de estilismo formal y atrapante atmósfera más que de interpretaciones. Además, el hecho de que a “La hija” se le hayan escapado candidaturas que parecían cantadas como música o fotografía, hace pensar que las posibilidades de que la película consiga premio son escasas.
LUIS TOSAR, por Maixabel
9ª nominación / 3 Goyas

A favor: Trabajar con Bollaín ejerce como un talismán para él. Ha sido nominado por cada una de sus colaboraciones con ella e incluso uno de sus Goyas lo logró por encarnar al terrible maltratador de “Te doy mis ojos” a las órdenes de la directora madrileña. Para no perder la costumbre, nuevamente está espléndido. Tosar sabe transmitir su creciente desencanto cuando se avergüenza al reconocer en su habitación posters de su militancia juvenil y en su rabia al reencontrarse en el pueblo a un antiguo compañero que le vuelve la cara. Su manejo de las emociones humanas hace que en la escena en que narra que su detención le supuso quitarse un peso de encima, la sensación que transmite es el de un hombre realmente aliviado, al que su desahogo verdaderamente está funcionando como forma de expiación. Igualmente, su mirada dolorida al confesar ese “Te das cuenta de que eres un monstruo” denota los remordimientos que sufre su personaje y el reconocimiento del daño causado. Interpretar a un etarra es un reto arriesgado, pero los Goya han demostrado que también saben reconocerlo. El único actor nominado hasta la fecha por interpretar a un terrorista de ETA (Carmelo Gómez por “Días contados”) se hizo con el premio.
En contra: Pese a que el guion justifica su ignorancia del euskera contándonos que pasó su infancia en Alicante, en la escena del cántico final resulta demasiado chirriante cómo mueve los labios sin que esté pronunciando la letra. Asimismo, su maquillaje en las primeras escenas de la película, que trata de rejuvenecer a Tosar 20 años, es cuando menos desconcertante y no ayuda a tomarse su trabajo en serio.
JAVIER CASTAÑEDA
Cuatro fieras de la interpretación, y Javi como siempre sabiendonos trasladar cada detalle y cada matiz de sus trabajos.
Enhorabuena!!
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Javier Bardem candidato único al Goya a mejor actor protagonista con Fernández, Gutiérrez y Tosar haciendo los coros. Ninguno tiene nada que hacer contra un Bardem inmenso. Además, está nominado a mejor actor principal en los Oscar por ‘Ser los Ricardo’. Es un premio tan claro como el de Banderas por ‘Dolor y Gloria’. ¿Os imagináis que nominasen a Bardem a mejor actor en los Oscar por ‘El buen patrón’ el año que viene? Qué fantasía sería. ¡Javier, a por tu sexto cabezón!
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